Un vistazo al castillo medieval de España que inspiró a Walt Disney

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Castilla y León es una tierra de sabores únicos, donde su rico patrimonio artístico y arquitectónico se funde con sus 16 denominaciones de origen calificadas (Denominación de origen protegida D.O.P.), cada una de ellas con su propia seña de identidad.

Durante siglos, los microclimas del río Duero, la arteria vital que bordea la región, han dado vida a un cultivo rico en vides. Además, alberga una rica gastronomía micológica y productos diversos con certificación de calidad como el pimiento asado de El Bierzo o la carne de Ávila.

Entre su llana topografía y sus vivos colores otoñales se abren paso las reservas naturales con lagos glaciares, cañones y valles de singular belleza, donde se alojan las aves migratorias, y pueblos bendecidos por la Sierra de la Demanda. Pero, en ella también descansan algunos monumentos con huella romana que son testimonio de la idiosincrasia española.

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El Alcázar de Segovia, la imponente fortaleza castellana que se erige como un faro de la historia medieval, es un emblema de la ciudad que fusiona magistralmente arquitectura, arte y leyenda.

El castillo está asentado en lo alto de una colina, en la confluencia de los ríos Eresma y Clamores, este monumento no solo destaca por su ubicación estratégica como emplazamiento defensivo, sino también por su singularidad arquitectónica, que ha inspirado cuentos y mitos a lo largo de los siglos.

Un castillo de cuento de hadas

Su esbelta torre del homenaje tiene una forma muy singular que recuerda a la proa de un barco, lo que le ha otorgado una identidad única que trasciende el tiempo. Dentro de sus muros, hay salones adornados con frescos renacentistas, tapices flamencos y una amplia colección de armas medievales.

El Alcázar también fue sede de la Corte de los Reyes de Castilla y, más tarde, lugar de coronación de Isabel la Católica.

Construida originalmente en el siglo XI como una torre hispano-musulmana, el Alcázar de Segovia fue remodelado por los reyes cristianos tras la Reconquista y ampliado en diversas etapas, lo que da como resultado una mezcla de estilos que van del románico al gótico, pasando por el renacimiento y el barroco.

En temporada alta, la fortaleza abre sus puertas de 10 a 20 horas, y durante los meses de invierno, hasta las 18 horas.

Su belleza cautivó a Walt Disney, que lo tomó como inspiración para el diseño del emblemático logo del estudio y el famoso castillo que se recrea en la película Blancanieves y los siete enanitos (1937). El castillo que aparece en la historia, aunque ficticio, refleja la imagen idealizada de un castillo medieval europeo, con torres puntiagudas y muros robustos, elementos que se encuentran en el Alcázar de Segovia.

Como suele ocurrir en los cuentos de hadas, el castillo es el hogar de la princesa, el lugar donde se refugia y protege de los villanos del relato y donde en ocasiones se producen los giros dramáticos más importantes.

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Asímismo, a lo largo de los siglos, el Alcázar de Segovia ha servido como palacio, academia militar y prisión, teniendo que hacer frente a algunos daños estructurales. Uno de los más graves fue el incendio ocurrido en el siglo XIX que destruyó buena parte de la techumbre y el artesonado, así como las zonas nobles del edificio, lo que obligó a una profunda restauración.

Al igual que la fortaleza segoviana, el castillo de Blancanieves evoca un mundo de fantasía, fusionando la realidad histórica con la magia de los cuentos de Disney. De esta manera, el Alcázar de Segovia no solo sigue siendo un símbolo de la riqueza cultural de Castilla y León, sino también un vínculo tangible entre el pasado medieval y el imaginario universal de los cuentos que siguen emocionando a niños y adultos por igual.

Con información de El Confidencial