La crisis de salud del papa Francisco alteró el funcionamiento de la Iglesia católica y expuso vacíos normativos

El papa Francisco enfrenta una delicada crisis de salud que expone vacíos normativos en la Iglesia, ya que no hay protocolos claros para delegar su liderazgo

Cultura y OcioYusmary CocciaYusmary Coccia
 Papa Francisco en el Palacio de Belén|Foto: Agência Lusa / Wikimedia Commons
El papa Francisco está pasando por un estado de salud delicado. Imagen de Agência Lusa / Wikimedia Commons

El papa Francisco, de 88 años, enfrenta una delicada crisis de salud que mantiene en vilo a millones de católicos en todo el mundo y ha puesto bajo la lupa el funcionamiento interno de la Santa Sede en situaciones de emergencia.

Desde el 14 de febrero, el pontífice ha permanecido hospitalizado en el Hospital Gemelli de Roma debido a una grave infección pulmonar que derivó en neumonía bilateral, con episodios recientes de insuficiencia respiratoria aguda que requirieron ventilación mecánica no invasiva.  

Aunque el Vaticano ha asegurado que el Papa está consciente y lúcido, su estado sigue siendo "complejo", según los médicos. Además, su prolongada hospitalización ha evidenciado un vacío normativo: no existe un protocolo claro para delegar el liderazgo papal en caso de incapacidad temporal o prolongada.  

Por ahora, la maquinaria eclesiástica sigue operando a través de la estructura de la Curia Romana y el trabajo del cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, quien actúa como una especie de "primer ministro" en asuntos administrativos y diplomáticos. Sin embargo, su autoridad tiene límites: no puede tomar decisiones reservadas exclusivamente al Papa, como nombrar obispos o aprobar canonizaciones.  

Por su parte, las celebraciones como la Misa Jubilar del pasado domingo, que debía presidir Francisco, fueron asumidas por el arzobispo Rino Fisichella. Sin embargo, actividades que requieren la firma papal enfrentan retrasos, como sus mensajes semanales, que ahora se publican de manera limitada.

A diferencia de lo que ocurre tras una renuncia o fallecimiento donde se producen escenarios con normas bien definidas, el derecho canónico no establece procedimientos para una incapacidad temporal del pontífice.

El Canon 335 menciona que la Santa Sede podría quedar "totalmente impedida", pero no aclara qué significa ni quién asumiría el control.  

Expertos en derecho canónico han propuesto reformas, como que el Colegio de Cardenales asuma la gestión en caso de incapacidad y una comisión médica evalúe periódicamente al Papa, pero  hasta el momento, el Vaticano no ha emitido respuesta.  

En 2022, Francisco confirmó que redactó una carta de renuncia para usarse en caso de incapacidad, siguiendo el precedente de Benedicto XVI (2013). No obstante, surgió una pregunta crucial: ¿qué pasaría si el Papa no pudiera manifestar su voluntad?

El derecho canónico exige que una dimisión sea "libre y manifiesta", por lo que, en caso de coma o demencia avanzada, se desconoce quién podría validar ese documento.  

"Alguien de la Secretaría de Estado tendría que hacer pública la carta, respaldada por un informe médico", sugirió Domingues, director del Centro Laico en Roma. Históricamente, papas como Pablo VI también prepararon cartas de renuncia que nunca se usaron.  

Por ahora, el Vaticano parece evitar el debate. "No creo que haya planes para cambiar las normas, porque la renuncia sigue siendo una opción", afirmó Domingues. Mientras el papa Francisco se recupera, la Iglesia avanza con lo programado. Mientras tanto, los fieles de la iglesia han estado observando y reza por la salud pontífice, en una espera que definirá el futuro de la institución milenaria.

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