La Pascalina: el tesoro científico francés que casi se subasta en medio de una polémica patrimonial

Una máquina de cálculo del siglo XVII, considerada el origen de la informática moderna, se convirtió en el centro de una intensa batalla legal y cultural en Francia, después de que una subasta programada para venderla fuera bloqueada horas antes por un tribunal administrativo.

El artefacto en cuestión es una “pascalina”, creada por el matemático y científico Blaise Pascal en 1645, y descrita por la casa de subastas Christie’s como “el instrumento científico más importante jamás ofrecido en subasta”, con un valor estimado entre 2 y 3,5 millones de dólares.

La polémica estalló cuando el prestigioso Instituto de Francia publicó un contundente artículo en el diario Le Monde, el 1 de noviembre, expresando su horror ante la venta. “¡Qué error tan asombroso! ¡Qué triste reconocimiento de desinterés por nuestro patrimonio científico! ¡Qué incomprensión de Pascal...!”, clamaban los académicos.

La pascalina es una calculadora mecánica pionera, elaborada en madera con varillas de ébano y ocho ruedas dentadas que ocultan un ingenioso sistema de engranajes. Fue concebida por Blaise Pascal, uno de los grandes polímatas de la historia, cuando tenía apenas 19 años, para ayudar a su padre, recaudador de impuestos, con las tediosas labores contables.

Su gran innovación fue resolver mecánicamente el problema del “acarreo” en las sumas. En el folleto que acompañaba al invento, Pascal aseguraba que su máquina liberaba al usuario del cansancio mental y del riesgo de error, siendo así “el primer intento de sustituir la mente humana por una máquina”.

“La pascalina, origen de la informática moderna, convirtió a Francia en la cuna de la aventura informática: una revolución que transformó nuestra comprensión del mundo”, subrayaba el artículo de Le Monde. Se convirtió en el prototipo de las calculadoras posteriores y hasta un lenguaje de programación moderno (creado en 1970) lleva el nombre de Pascal en su honor.

La máquina en disputa formaba parte de la excepcional colección privada del bibliófilo francés de origen catalán Léon Parcé, un gran admirador de Pascal. Christie’s anunció su venta para el 19 de noviembre, como la pieza estrella de una colección que incluía primeras ediciones de Newton y Galileo.

Las críticas no se hicieron esperar. El Instituto de Francia instó al gobierno a reconsiderar la licencia de exportación otorgada, con la que el Estado, según ellos, había renunciado a clasificar la pascalina como “tesoro nacional”, garantía para que se quedara en el país.

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El matemático francés y ganador de la Medalla Fields Cédric Villani, quien participó en un video promocional de Christie’s, reconoció su valor único y expresó “es mucho más que una simple máquina. Es emblemático de todo un capítulo de la historia de la humanidad”.

Los opositores presentaron un recurso legal de emergencia. El tribunal administrativo de París, horas antes de la subasta, bloqueó temporalmente la autorización de exportación. El juez encontró “serias dudas” sobre su legalidad y dictaminó que la máquina “probablemente sería clasificada como ‘tesoro nacional’”, por lo que no podría salir de Francia hasta una sentencia definitiva.

Este ejemplar es particularmente valioso porque, de las nueve pascalinas originales conocidas (seis están en museos franceses), esta es la única diseñada para topografía, que funciona con unidades de medida antiguas (brazas, pies, pulgadas).