Venecia: la ciudad zombi del turismo

La cantidad de turistas, que puede duplicar la población residente, ha llevado al deterioro de monumentos como el Puente de Rialto y la Plaza de San Marcos

Cultura y Ocio Sala de redacción

Venecia enfrenta desafios significativos debido al turismo masivo y al cambio climático.

La implementación de una tasa de acceso de 5 euros para los visitantes de un día, busca controlar la afluencia de turistas y proteger sus monumentos históricos, pero corre el riesgo de convertir la ciudad en un parque temático llamado "Veniceland".

La cantidad de turistas, que puede duplicar la población residente, ha llevado al deterioro de monumentos como el Puente de Rialto y la Plaza de San Marcos, y ha desplazado a negocios locales por tiendas de souvenirs y restaurantes turísticos, aumentando el costo de vida y complicando la vida de los residentes.

El debate sobre el turismo masivo en Venecia no es nuevo; lleva décadas en el centro de las políticas urbanas y medioambientales. La ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se enfrenta a una paradoja: su atractivo global, que la convierte en uno de los destinos más visitados del mundo, es también la causa principal de su deterioro.

Desde mediados del siglo XX, el incremento constante de visitantes ha transformado la estructura económica y social de la ciudad, desplazando a la población local y alterando su identidad histórica.

Este fenómeno se intensificó con la popularización de los viajes low cost y las plataformas digitales que facilitan estancias cortas, lo que ha multiplicado la llegada de turistas de un día. En paralelo, el cambio climático añade una amenaza adicional: el aumento del nivel del mar y las inundaciones recurrentes ponen en riesgo la conservación de edificios históricos y la habitabilidad de la ciudad. Las mareas altas, cada vez más frecuentes, obligan a costosos sistemas de protección como el MOSE, que no siempre resultan suficientes.

La introducción de tasas para visitantes, como la aprobada en 2024, forma parte de una estrategia más amplia para frenar la presión turística y garantizar la sostenibilidad. Sin embargo, estas medidas han generado controversia: algunos expertos advierten que podrían convertir Venecia en un espacio exclusivo, perdiendo su carácter de ciudad viva y transformándola en un “museo al aire libre” o, como temen algunos críticos, en un parque temático.

En retrospectiva, el desafío de Venecia refleja un problema global: cómo equilibrar la preservación del patrimonio cultural con la economía turística en un contexto de crisis climática. La solución pasa por políticas integrales que combinen control de afluencia, educación ambiental y diversificación económica para evitar que la ciudad pierda su esencia.

Con información de El Confidencial 

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