Pink Floyd vendió su catálogo musical a Sony Music por 400 millones de dólares

La icónica banda británica de rock Pink Floyd tomó una decisión histórica al vender su música ya grabada y los derechos asociados a estas canciones a la compañía Sony Music por aproximadamente, 400 millones de dólares, según informó la revista especializada Variety. Este acuerdo no solo marca un hito financiero, sino que también pone fin a décadas de tensiones internas entre sus miembros, en especial entre Roger Waters y David Gilmour.

El pacto, considerado uno de los más significativos en la industria musical en los últimos años, incluye además de los derechos de la música grabada, los derechos de nombre e imagen de la banda y la mayoría de las ilustraciones de sus álbumes, que fueron diseñadas por la firma británica Hipgnosis. Sin embargo, los derechos de composición seguirán perteneciendo a los autores individuales, lo que significa que las creaciones musicales seguirán bajo el control de quienes las escribieron.

Pink Floyd, que se formó en 1965, es conocido por su innovador enfoque en la música y el arte visual. Su catálogo musical incluye obras maestras como *The Piper at the Gates of Dawn* (1967), *Meddle* (1971), *The Dark Side of the Moon* (1973), *Wish You Were Here* (1975), *Animals* (1977) y *The Wall* (1979). Estos álbumes dejaron una huella indeleble en la historia del rock e influyeron en generaciones de músicos y artistas.

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Variety también señaló que la decisión de vender se produjo en un contexto en el que Sony Music ha invertido más de 1.000 millones de dólares en los catálogos de artistas destacados como Bruce Springsteen y Bob Dylan. Aunque inicialmente se valoró el catálogo de Pink Floyd en 500 millones de dólares, las negociaciones se retrasaron debido a las diferencias internas entre los miembros de la banda, que casi llevaron a la cancelación de la venta en 2022.

David Gilmour, en una entrevista con Rolling Stone el pasado agosto, expresó su interés en cerrar la venta, no solo por razones financieras, sino también como un deseo de liberarse de la presión relacionada con la toma de decisiones sobre el legado de la banda. Gilmour comentó que el proceso había sido un desafío y que, al vender, podrían asegurarse de que su música continuara siendo apreciada y distribuida de forma exitosa.

El acuerdo con Sony Music representa un cambio significativo en la gestión del catálogo de Pink Floyd y marca un nuevo capítulo en la historia de una de las bandas más influyentes de la música rock.