El Tribunal Supremo de Corea del Sur dio la razón a Pinkfong en la batalla por los derechos de “Baby Shark”

Sentencia histórica referente a la canción "Baby Shark" exonera a la compañía surcoreana de plagio, dictaminando que la versión del demandante estadounidense no puede ser considerada una obra creativa propia

Cultura y OcioYusmary CocciaYusmary Coccia
Miniautura o "Thumbnail" de la canción "Baby Shark" en Youtube. Foto: Youtube / @@Pinkfong
Miniautura o "Thumbnail" de la canción "Baby Shark" en Youtube. Foto: Youtube / @@Pinkfong

La batalla legal por los derechos de autor de “Baby Shark”, el fenómeno viral que ha resonado en incontables hogares de todo el mundo, ha llegado a su fin. El Tribunal Supremo de Corea del Sur falló este jueves a favor de SmartStudy, la empresa detrás de la marca Pinkfong, exonerándola de las acusaciones de plagio presentadas por un compositor estadounidense.

La demanda fue interpuesta en 2019 por Jonathan Wright, conocido artísticamente como “Johnny Only”, quien alegaba que la versión ultra viral de Pinkfong era “sustancialmente similar” a una grabación que él subió a YouTube en 2011. Wright reclamaba una indemnización por daños de 30 millones de wones (aproximadamente 21.600 dólares).

Sin embargo, el alto tribunal surcoreano desestimó por completo sus argumentos. La sentencia afirmó que la versión de Wright no puede protegerse bajo la ley de derechos de autor como una “obra secundaria” o derivada, ya que no añadió una creatividad significativa ni una “alteración sustancial” a la canción popular preexistente.

“La canción del demandante es difícil de proteger como una obra secundaria sujeta a derechos de autor, porque no alcanzó una alteración sustancial hasta el punto de ser considerada, según las normas sociales, como una obra separada de la canción oral mencionada en este caso”, reza el fallo, que reafirma así la decisión de un tribunal inferior.

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El caso expuso que la pegadiza melodía de “Baby Shark” es una canción popular que se ha cantado en campamentos y entornos infantiles durante al menos 15 años antes de que Pinkfong la convirtiera en un fenómeno global. Antes de la versión de Wright en 2011, ya existían otras interpretaciones, incluida una versión alemana llamada “Kleiner Hai” que ganó popularidad viral en Europa en 2010. El tribunal destacó que Wright, a pesar de incluir en su versión el característico “doo doo doo doo doo doo” y un simple gesto de manos, no hizo ediciones o cambios a un nivel que le otorgaran derechos de autor exclusivos como obra derivada.

Fue la versión de Pinkfong, lanzada en coreano en 2015 y 2016 y posteriormente en inglés, la que catapultó a “Baby Shark” como una de las canciones más famosas de la cultura pop infantil. Con sus coloridos tiburones animados y coreografías sencillas, el video “Baby Shark Dance” ha acumulado más de 16.000 mil millones de vistas en YouTube, siendo uno de los más vistos de la plataforma.

Su éxito generó un imperio multimillonario que incluye programas de televisión, películas, juguetes, ropa y aplicaciones móviles protagonizados por la familia de tiburones, convirtiéndose en un himno para una generación de niños en todo el mundo. La canción incluso llegó a colocarse en el puesto 32 del prestigioso Billboard Hot 100.

Con este veredicto definitivo, Pinkfong y SmartStudy ven reafirmados sus derechos sobre su particular interpretación del tema, cerrando un largo capítulo legal que llevaba tiempo sin dar un resultado oficial. Por los momentos la canción “Baby Shark” permanecerá en la plataforma de Youtube y libre para que la escuche cualquier persona.

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