Educar en valores: un reto para el nuevo milenio

La sociedad presenta cambios progresivos y oportunos, rápidamente se ve afectada por factores del entorno que inmiscuyen al individuo en transformación desde su educación y de su forma de aprender del entorno, este se encuentra influenciado por nuevos paradigmas y métodos que le facilitan la adquisición del conocimiento.

La educación es el arma más poderosa que se puede usar para cambiar el mundo, palabras de Nelson Mandela, citadas en el Libro de Cuadernos en Educación en Valores N° 7, España, aportando que no es solo un derecho, sino un instrumento que permite interrelacionarse de manera eficiente y eficaz con nuestro entorno.

Es así como es un compromiso en las familias del futuro es promover y fortalecer la educación en valores desde el núcleo familiar para consolidar nuevos participantes de la sociedad, individuos responsables y respetuosos consigo mismos y con sus semejantes y con el entorno en el que se desenvuelve.

¿Qué significa educar en valores?

El primer aprendizaje se inicia en el hogar en los primeros años de vida, seguidamente del contacto con su entorno o familia y en sus espacios de aprendizaje como la escuela. A partir de este momento el individuo forma su primera imagen contextual de todo lo que le rodea, compañeros, profesores, espacio físico, entre otros.

Desde el hogar los padres comienzan la formación en valores de sus hijos, supervisando que estos puedan responder y actuar adecuadamente frente a situaciones que los puedan hacer vulnerables a su forma de ser, es decir, se debe moldear la forma de actuar, de acuerdo al seguimiento de los comportamientos del individuo en diversas situaciones.

A qué se refiere esto, sencillamente que la conducta debe ser supervisada desde edades tempranas, para que así la planificación de la educación, facilite la promoción, valores y criterios sólidos desde el hogar.

Todo esto conducirá a que se fortalezca el aprendizaje diario y el ejemplo que observa en su núcleo familiar, debido a que no es solo compromiso del maestro fuera de casa, sino del entorno donde crece y convive diariamente el niño y de donde toma ejemplos de resolución de conflictos.

¿Cómo se puede educar en valores, que se debe reforzar?

Para educar en valores debe tenerse presente que se debe instituir y reforzarse al niño diariamente, en valores como la honestidad, respeto, responsabilidad y la ética, en principio, existen muchos otros valores que se deben enseñar al niño, como comportarse y convivir promoviendo un adecuado carácter y desenvolvimiento con sus semejantes, si bien es cierto, el hogar es la base de esta enseñanza.

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Adicionalmente, debe enfocarse la educación desde temprana edad, para que se pueda ayudar a: desarrollo adecuado de la moral, es decir, se promoverá en el inicio de la educación la importancia de la honestidad en su carácter, la empatía con sus semejantes y el respeto y la justicia en su comportamiento, pudiendo diferenciar qué debe hacer o cómo debe reaccionar frente a situaciones diversas, en las que intervenga el comportamiento humano y las decisiones.

Enseñar al niño a expresar sus emociones, a tener puntos de vista, explicar sus opiniones es tarea de la formación de una conducta clara, decidida con perspectiva de evolución, es decir, el niño formará un criterio de su propio comportamiento porque es su decisión y no influencia de otros individuos.

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Por otra parte, enseñar qué importancia tiene el bienestar emocional, unido a una convivencia armoniosa con su entorno y sus semejantes, evitando conductas y patrones negativos a futuro para su vida, eliminando conductas de discriminación, delincuencia y hasta violencia.

Promover la educación en edades tempranas asegurará individuos responsables emocionalmente en el futuro, para que exista una sociedad con participantes que promuevan respeto, honestidad y justicia para una mejor convivencia y sin conductas frustrantes ni de violencia.

Será un aspecto fundamental en el desarrollo para las habilidades sociales, que se enseñan en los contenidos de acompañamiento a las materias principales, un entorno tranquilo ayudara que el niño sea consciente de la importancia de la convivencia con su entorno, compañeros de clase y familia para que tome decisiones en su vida valorando la importancia de la paz para su propia vida y la convivencia de su entorno.

Una realidad a la que se exponen los niños desde sus inicios en la escolaridad es al impacto de su convivencia con los principios, conductas y paradigmas que ya trae desde el hogar.

Su primer contacto con el mundo exterior y la escuela facilitará la educación para la vida, con la ayuda de su guía o docente, que inducirá todos los conocimientos para crear criterios y aprender a conducirse en la sociedad y fortalecer todo lo que ha aprendido desde sus primeros años de vida.

Otro elemento fundamental es la enseñanza de la comunicación asertiva para interrelacionarse adecuadamente con su entorno, promover el diálogo y la comunicación fluida para poder abordar temas, situaciones de conflictos, enseñándoles la importancia del respeto para una comunicación fluida para la resolución de conflictos.

Es así como educar en valores incluye:  institución y familia, relaciona creencias y comportamientos basados en experiencias que conducirán a valorar a su entorno, respetar a sus semejantes, con sus creencias y costumbres, incorporarse al uso de la tecnología de forma responsable y supervisada.

La educación en valores que se incorpore desde un inicio en el niño también influyen en la igualdad con sus semejantes, borrando patrones de creencias de discriminación, desigualdad, por razones de religión, cultura, sexo o edad, entre otras que se puedan presentar.

Es un reto, promover esta forma de educar, forma parte de un trabajo diario, que el niño, comience desde temprana edad a adquirir aptitudes favorables, que influyan en su comportamiento y en generar conductas y patrones saludables fundamentales para el desarrollo personal y social como miembro de su entorno.

Una vida feliz depende de una crianza responsable, un desarrollo del niño en todas sus etapas desde la tranquilidad, armonía y responsabilidad, crecimiento profesional y personal, el logro de sus metas, una adecuada convivencia con su entorno, donde desarrolle conductas reflexivas y asertivas que promuevan actitudes de responsabilidad y respeto para él y para los que los rodean.

Esta nueva sociedad depende claramente del compromiso de la educación y la familia, como elementos que no deben ser sustituidos por agentes externos, siempre van unidos para el éxito.