El templo valenciano que se diseñó para Burning Man

El arquitecto valenciano Miguel Arraiz diseñó "The Temple" para el festival Burning Man, convirtiéndose en el primer artista español en crear un templo para este emblemático evento

Cultura y OcioYusmary CocciaYusmary Coccia
9 (Burningman.org)
Imagen de Burningman.org

El arquitecto y diseñador valenciano Miguel Arraiz fue elegido para crear "The Temple", la obra principal del festival Burning Man, que se celebrará en el desierto de Black Rock, Nevada.

Este evento singular, que atrae cada año a decenas de miles de participantes, es conocido por su combinación de arte, autoexpresión y espíritu comunitario.

Burning Man es un fenómeno cultural que ha ganado reconocimiento internacional por su capacidad para reunir a personas de diversas procedencias y disciplinas artísticas en un entorno único y desafiante.

Durante el festival, los participantes levantan en medio del desierto la "Black Rock City", una ciudad efímera diseñada en un patrón circular que tiene como grandes ejes una gran escultura en forma de hombre (The Man) y un templo (The Temple) que acaban ardiendo para simbolizar la purificación, la renovación y la efimeridad de la vida.

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Arraiz, quien ya ha dejado su huella en el ámbito fallero con monumentos innovadores y artísticos, se convierte en el primer artista español en diseñar un templo para Burning Man. Su propuesta, titulada "Temple of the Deep" (Templo de la Profundidad), tiene como inspiración las antiguas rocas volcánicas del desierto y busca ser un santuario para la reflexión y la sanación.

La construcción, que alcanzará los 13 metros de altura y 32 metros de diámetro, presenta un diseño tanto natural como futurista, con una superficie fracturada que simboliza el poder de la conexión personal y colectiva a través de la pérdida y la curación.

Incorporando el concepto del "kintsugi", un arte japonés que celebra las imperfecciones y las experiencias de vida como fuentes de fortaleza y belleza, Arraiz busca crear un espacio que invite a la introspección y la conexión con los demás.

Las siete entradas del templo simbolizan las etapas del duelo, guiando a los visitantes en un viaje introspectivo hacia un espacio central destinado a la sanación colectiva. Los asientos interiores reflejan el diseño de la ciudad de Black Rock City, abrazando la unidad y transformándola en un lugar de sanación colectiva.

Para llevar a cabo este ambicioso proyecto, Arraiz ha colaborado con varios profesionales valencianos, como Javier Molinero, Javier Bono y el estudio de arquitectura Arqueha, así como con el Temple Builders Guild, un grupo de expertos que se dedica a facilitar la construcción de estos proyectos efímeros. La elección de Arraiz para diseñar el templo ha sido celebrada por muchos españoles, quienes esperan que su contribución lleve la experiencia del festival a nuevas dimensiones.

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