Así se entretienen los españoles en la actualidad ¿es bueno o malo?

La pandemia aceleró el cambio de hábitos audiovisuales en España, consolidando el streaming como principal fuente de entretenimiento, información y transformación cultural

Cultura y Ocio Andy Aguilar
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streaming-cambio-consumo-audiovisual-pandemia-españaEspaña y el streaming: cómo cambió el consumo audiovisual tras la pandemia

La pandemia en 2020 cambió los hábitos del mundo entero: cómo comunicarnos, cómo entretenernos, cómo informarnos y hasta cómo relacionarnos. Las herramientas digitales fueron el salvavidas que permitió que el mundo siguiera andando cuando las puertas de todo se cerraron para evitar la propagación del coronavirus.

Incluso la forma de gastar el tiempo de ocio cambió gracias a la masificación de redes sociales como TikTok y otras plataformas que se convirtieron en las principales fuentes de entretenimiento, por encima de las tradicionales como la televisión, la radio y el cine.

Los grandes cambios en España se avecinaban mucho antes de que el coronavirus encerrara a todos por casi un año en sus casas. Sin embargo, fue esta coyuntura la que aceleró la llegada de estas tendencias, que se han convertido en la realidad virtual de muchos.

El cine, la televisión programada y la radio fueron destronados desde hace tiempo por la llegada del streaming. Contratar o alquilar una plataforma para ver películas o series era un hábito escaso hasta 2020, cuando se convirtió en la única forma de disfrutar de este tipo de entretenimiento.

Sin dejar atrás YouTube, que algunas personas han adoptado como su principal fuente de información para muchos temas. De hecho, se comprobó que los españoles dedican al menos 36 minutos diarios a navegar dentro de la plataforma.

El cambio en el consumo de contenido audiovisual se ha centrado específicamente en el formato que se utiliza. Antes, las familias que tenían ciertos canales de televisión como principal fuente de entretenimiento e información, ahora lo hacen con canales de YouTube mientras desayunan, cenan o realizan cualquier labor doméstica o laboral.

Igualmente, la radio fue radicalmente sustituida por la plataforma de streaming musical Spotify, que además transmite podcasts que han reemplazado innumerables programas radiales de diferentes categorías.

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La importancia de este cambio

El espectador actual exige control total sobre lo que ve, cuándo lo ve y dónde lo ve. El streaming ofrece visualización a la carta, liberando al público de la rigidez de las parrillas de programación: se saltan comerciales, tiempos o fechas de espera. Incluso tiene la facilidad de ver programas antiguos, otra de las grandes ventajas que ofrece esta modalidad.

Los españoles han presentado un mayor nivel de concentración al consumir contenido en streaming que con la televisión tradicional, distrayéndose menos con otros dispositivos. Esto se debe a que la elección del contenido es consciente, derivando en una experiencia de consumo más inmersiva.

El cambio en el hábito de consumo audiovisual, sin duda, ha dado un giro radical dentro de la sociedad española. Es importante porque supone una ruptura con la hegemonía de la televisión lineal, democratiza la elección del espectador, obliga a la industria a innovar para sobrevivir y exige a los reguladores una adaptación ágil para proteger la cultura y al consumidor en la nueva era digital.

¿Este cambio ha presentado consecuencias?

La caída de la televisión lineal fragmentó directamente el modelo de negocio tradicional basado en la publicidad. Las empresas de medios se han visto forzadas a diversificar sus ingresos (por ejemplo, con la venta y distribución de contenidos propios o venture capital), buscando reducir su dependencia del mercado publicitario en declive.

Asimismo, las plataformas de streaming se han convertido en grandes inversores en contenido local (series, películas españolas), impulsadas tanto por la demanda de los suscriptores como por las regulaciones europeas que exigen cuotas de inversión en producciones nacionales. Esto dinamiza el sector, crea empleo y profesionaliza la industria, posicionando a España como un hub de producción.

El cambio impulsó una gran innovación tecnológica en la distribución, la producción y la publicidad. Por ejemplo, con el uso de la inteligencia artificial para crear vídeos publicitarios dinámicos. La adaptación a la televisión conectada y la banda ancha es fundamental para que la industria siga siendo competitiva.

Por ello, surgió la necesidad de establecer un marco regulatorio claro para los nuevos actores digitales (plataformas de VOD, influencers). Es crucial para garantizar la competencia justa, proteger a los menores y asegurar la transparencia publicitaria, evitando la publicidad encubierta. Leyes como la Ley General de Comunicación Audiovisual en España y las directrices europeas buscan hacer frente a estos desafíos.

La falta de ventanas de distribución —el tiempo entre el estreno en cines y la llegada al streaming— es un debate central. Si bien beneficia a las plataformas, pone en riesgo la supervivencia de las salas de cine, un eslabón clave en la cadena de valor cultural.

Actualmente, los españoles han adoptado esta forma de consumo bajo demanda como un motor de transformación radical. Es importante porque supone una ruptura con la hegemonía de la televisión lineal, democratiza la elección del espectador, obliga a la industria a innovar para sobrevivir y exige a los reguladores una adaptación ágil para proteger la cultura y al consumidor en la nueva era digital.

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