Barcelona multará hasta 500 euros por ir sin camiseta

El Ajuntament de Barcelona ha oficializado un cambio normativo que marcará la convivencia en la ciudad a partir de febrero de 2026.

La nueva redacción de la Ordenanza de Civismo permitirá sancionar con multas de hasta 500 euros a quienes circulen por la vía pública sin camiseta, salvo en espacios donde esté expresamente permitido, como playas, piscinas, paseos marítimos o instalaciones deportivas.  

La medida se enmarca en la estrategia municipal para reforzar el orden en el espacio público y atender las demandas vecinales, que reclaman mayor control sobre conductas incívicas, especialmente en zonas de alta afluencia turística.

El consistorio busca recuperar una ciudad más cuidada y pensada para quienes residen en ella, en un contexto de creciente presión social sobre el uso de calles y plazas.  

Antecedentes legales

La prohibición de transitar “casi desnudo” ya figuraba en la ordenanza aprobada en 2011, pero quedó anulada en 2015 por una sentencia del Tribunal Supremo.

El alto tribunal consideró entonces que la redacción era demasiado ambigua y no especificaba qué situaciones podían sancionarse, lo que dejó sin base legal la actuación de la Guardia Urbana.  

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Con la nueva formulación, el Ajuntament ha cerrado esa laguna jurídica. Ahora se establece de manera clara que será sancionable transitar o permanecer en la vía pública sin camiseta, camisa u otra prenda que cubra el torso, salvo en los espacios autorizados.  

Multas y sanciones

La ordenanza prevé sanciones que oscilarán entre los 120 y 300 euros en los casos leves, mientras que las infracciones más graves podrán alcanzar entre 300 y 500 euros. La cuantía dependerá de la reincidencia y de la gravedad de la conducta.  

El consistorio aclara que sí estará permitido ir con el torso descubierto en la zona litoral y durante la práctica deportiva, evitando así conflictos en espacios donde esta conducta es habitual.  

Contexto social y vecinal

Barcelona atraviesa una etapa de cambios visibles en plazas, calles y barrios. La presión turística y las demandas de los residentes han empujado al Ajuntament a endurecer el cumplimiento de normas que, aunque existían desde hace años, rara vez se aplicaban con contundencia.  

La decisión responde a un contexto de mayor control sobre el espacio público y a la necesidad de garantizar la convivencia en una ciudad que recibe millones de visitantes cada año. Para los vecinos, la medida supone un paso hacia la recuperación de la identidad urbana y el respeto por las normas básicas de civismo.  

Una ciudad en transformación

La nueva ordenanza se suma a otras iniciativas recientes del Ajuntament para ordenar el espacio público y reforzar la convivencia. Con esta medida, Barcelona busca proyectar una imagen más cuidada y equilibrada, en la que el turismo conviva con la vida cotidiana de los residentes sin generar tensiones innecesarias.  

Con información de Mundo Deportivo