¿Donald Trump volverá a la actuación? Woody Allen confesó su interés por dirigir al Presidente

El director cinematográfico Woody Allen calificó en una entrevista a Donald Trump como "un muy buen actor" debido a su papel en la película Celebrity

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Woody Allen calificó positivamente los dotes actorales de Donald Trump|Foto: Wikimedia Commons
Woody Allen calificó positivamente los dotes actorales de Donald Trump. Foto: Wikimedia Commons

En una de las entrevistas más comentadas de los últimos días, el legendario cineasta Woody Allen generó un torrente de reacciones al alabar las habilidades actorales de Donald Trump y expresar, en tono entre jocoso y serio, su deseo de volver a dirigirlo, esta vez mientras ocupa la presidencia de los Estados Unidos. Las declaraciones se produjeron durante una entrevista en el pódcast Club Random, del conocido cómico y presentador Bill Maher.

La charla, que navegó por temas como la "cultura de la cancelación" y el polarizado panorama político actual, derivó hacia la experiencia personal de Allen dirigiendo a Trump hace más de dos décadas en su película "Celebrity", de 1998. En ella, el entonces magnate inmobiliario se interpretó a sí mismo en una memorable escena donde proponía derribar la emblemática Catedral de San Patricio de Manhattan para construir en su lugar un “hermoso” bloque de oficinas.

"Fue un placer trabajar con él y era muy buen actor", afirmó Allen en el podcast. "Era muy educado, lo hacía todo correctamente, llegaba a tiempo, sabía su texto y tenía un verdadero don para el espectáculo. Era muy fácil trabajar con él", detalló el director. Tras varios minutos de la entrevista, Allen dijo "ojalá pudiera dirigirlo ahora. Si me dejara hacerlo ahora que es presidente, creo que podría lograr cosas maravillosas". El comentario provocó que Maher estallara en carcajadas.

Consciente de la inmediata polémica que podrían generar sus palabras, Allen, de 89 años, se apresuró a aclarar su postura política para evitar cualquier malinterpretación. "No, no soy un ‘trumper’. Soy demócrata. Voté por Kamala Harris. Discrepo con él en el 95 % de las cosas, quizá en el 99%". Sin embargo, insistió en su evaluación puramente artística y personal: "Como actor era muy bueno. Era muy convincente y tenía una cualidad carismática. Me sorprende que quisiera dedicarse a la política", enfatizó el director.

El cineasta profundizó en esta paradoja, argumentando que la vida política está llena de "dolores de cabeza, decisiones críticas y agonía", una elección que se le escapa para un hombre a quien describió como un tipo al que "solía ver en los partidos de los Knicks y al que le gustaba jugar al golf, ser juez en concursos de belleza y hacer cosas divertidas y relajantes".

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Las declaraciones no pasaron desapercibidas para Donald Trump, quien siempre ha mostrado interés por su percepción en el mundo del espectáculo. A través de su red social, Truth Social, el mandatario compartió el enlace a un artículo de la revista Variety que se hacía eco de los elogios del director, mostrando su aparente satisfacción por el cumplido de Allen.

No obstante, la entrevista también se enmarca en un momento complejo para el director. Recientemente, salió a la luz una carta que Allen envió al ya fallecido financiero y convicto por tráfico sexual de menores, Jeffrey Epstein, para su 63º cumpleaños. En la misiva, obtenida y publicada por varios medios, el cineasta bromeaba comparando las cenas en la mansión de Epstein con el castillo de Drácula, describiendo un servicio realizado a menudo por "varias mujeres jóvenes, lo que recuerda al Castillo de Drácula". Este episodio, del que se ha hecho eco la prensa internacional, añade una capa de complejidad y controversia al perfil público de Allen, aunque no fue un tema profundizado en la conversación con Maher. Por su parte, Trump demandó al Wall Street Journal por unos reportajes que afirmaron que él también envió una carta de cumpleaños a Epstein, lo que añade otro paralelismo tangencial entre ambas figuras.

Al final de la charla, Allen insistió en su fantasía cinematográfica de dirigir a un presidente en funciones, imaginando un escenario donde él sería quien tomaría las decisiones. "Pero eso no va a pasar", concluyó con realismo. 

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