120.000 kilos de tomates colorean de rojo a Buñol (Valencia) en su fiesta de la Tomatina

Este año ha brindado su experiencia más VIP con entradas a 500 euros para vivir el “combate” desde los camiones que trasladan la irregular munición

Cultura y Ocio Sala de redacción

Vídeo: EFE

La localidad valenciana de Buñol vuelve a colorear de rojo sus calles más céntricas con 120.000 kilos de tomates de la variedad pera en su ya mundialmente popular fiesta de la Tomatina, que este año ha brindado su experiencia más VIP con entradas a 500 euros para vivir el “combate” desde los camiones que trasladan la irregular munición. 

Cada último miércoles de agosto se lleva a cabo esta icónica celebración, que este año cumple 77 ediciones, ha superado sus expectativas, con más de 20.000 asistentes, entre participantes de diversas nacionalidades, que han adquirido su pase a 15 euros, y los habitantes, exentos de ese pago.

Todo para disfrutar de una fiesta Tomatina que nació casi por casualidad de la mano de unos jóvenes en 1945 y se ha convertido en icono del municipio y de la Comunitat Valenciana, así como en un encuentro multitudinario cuyas imágenes dan la vuelta al mundo por televisión y en redes sociales.

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Horas previo al inicio de la contienda, las calles del pueblo se vieron tomadas por miles de participantes, vestidos con camisetas blancas como indica la tradición, que esperaron con impaciencia el comienzo de la fiesta.

La capital mundial del tomate, ubicada al este de España y a unos 40 kilómetros de Valencia, inició su fiesta a las 12 del mediodía con la tradicional carcasa que da paso al lento recorrido por apenas 400 metros de calle de los camiones con las toneladas de tomates bien maduros y jugosos, no aptos para el consumo pero perfectos como municiones en esta “cruzada”.

Con un módulo especial de seguridad con más de 150 agentes de la Guardia Civil, la colaboración preventiva por primera vez del Consorcio de Bomberos de Valencia y gente con petos morados como puntos violeta contra la violencia machista, durante 60 minutos los tomates volaron en esta guerra internacional en la que todos son blanco de los tomatazos.

Con el olor a tomate en el ambiente y la muchedumbre desvaneciéndose del núcleo de la batalla directo hacia las duchas, se iniciaron las labores de limpieza de fachadas y calles que, en apenas un rato, quedaron impolutas y desinfectadas por el ácido del fruto rojo usado como artillería en esta original batalla, que ya espera con ganas su edición de 2025.

Con información de EFE

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