La verdad de la geopolítica y el sabotaje del gasoducto Nord Stream

Si elegimos la forma más ortodoxa y aceptada académicamente, hablando por el consenso de los especialistas de campo, definiríamos la palabra Geopolítica  como el “estudio de las interacciones entre la geografía, la política y el poder en el ámbito internacional.

Se centra en cómo los factores geográficos, como la ubicación, los recursos naturales y las características físicas de un territorio, influyen en las relaciones políticas, la estrategia de los estados y las dinámicas de poder global. En este sentido, la geopolítica se convierte en una herramienta analítica que permite comprender y prever los comportamientos de los actores globales en un contexto determinado”.

Han leído la definición, ¿Verdad? Pues ahora, olvídenla, no sirve para nada, es falsa, no tiene nada que ver con la realidad. Es más, cualquier novela del gran escritor en la Guerra Fría, John le Carré, autor de novelas inolvidables como “El Topo”, “El Jardinero Fiel”, “El espía que surgió del frío”... te enseña más de lo que se mueve entre bambalinas que lo que se asocia con la realidad.

Porque en geopolítica la verdad siempre supera a la ficción. Siempre. La geopolítica es desinformación, manipulación, medios de comunicación “subvencionados” si queremos decirlo de forma eufemística, políticos, actuando, tanto en público como en privado, donde el denominador común es el engaño, la mentira.

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Es necesario hacer esta introducción para entender lo que ocurrió el pasado septiembre de 2022 en el conflicto entre Rusia y Ucrania que, como es público y notorio, cuenta con el apoyo de la OTAN y sobre todo de Estados Unidos. Por cierto, ¿Qué intereses tiene EE. UU. en una guerra regional donde teóricamente no tiene ningún interés en juego? ¿Lo han pensado alguna vez?

Sigamos, en esa fecha, se produjeron varias explosiones en el sistema de gasoductos Nord Stream 1 y Nord Stream 2, lo que provocó fugas de gas en el Mar Báltico. ¿Por qué es tan importante el sabotaje que se produjo en esos gasoductos? No es importante, es vital para comprender uno de los actos más escandalosos que se han producido en el mundo desde la Guerra Fría.

El Nord Stream eran instalaciones críticas para el suministro de energía en Europa, ya que permiten la importación de gas ruso, que es una fuente importante de energía para muchos países europeos y tenía varias conexiones con algunos países europeos, fundamentalmente Alemania. 

Sí, acaban de leer bien, en plena guerra, Rusia proporcionaba gas licuado a naciones a las que están en guerra. Porque una cosa son los muertos y otra los intereses comerciales, porque “poderoso caballero es don dinero” como diría el gran Quevedo, No nos vayamos a confundir.

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Así de miserable es el subsuelo de la llamada “geopolítica”. Naturalmente, la OTAN, y sobre todo Estados Unidos, acusaron, sin pruebas porque no habían finalizado la investigación, a Rusia del sabotaje, con otra sanción económica, entre otras sanciones. Un acto de fe porque el presidente Putin no es que hiciera mucho caso. Es más, no hizo ninguno. 

Pero llegamos al Quid de la cuestión, Europa sin gasoducto procedente del este de Europa está desarbolada, necesita de esa energía para esas largas jornadas invernales donde es imprescindible el gas natural, sobre todo en la Europa central, donde las temperaturas son mucho más bajas que en el mediterráneo, luego Europa necesitaba un nuevo distribuidor de gas licuado para cubrir sus necesidades.

¿Adivinen qué país nos lo proporciona a un precio competitivamente peor? Han acertado, Ucrania. Esa Ucrania que depende de las ayudas de la OTAN, de Estados Unidos, para “vencer” al gran enemigo, Rusia, con intereses de fondo más bien espurios que bien merecen otro análisis más complejo.

El caso es que, a los que se nos denominaba “conspiranoicos”, esto es, contrarios al consenso público/publicado, los que no se conforman con la superficie, sino que intentan llegar al fondo, nos negábamos en creer la “verdad oficialmente aceptada”. La voladura es de los Rusos.

Pero, empecemos con una sencilla pregunta ¿Por qué van a sabotear los rusos, unas instalaciones que les proporciona réditos económicos, pese a estar en plena guerra y a sabiendas de que eso va a beneficiar a su enemigo en curso, de rebote, como es Ucrania? Aparte de muchas otras evidencias, claro. La respuesta se quedó en el viento, como diría el gran Bob Dylan.

Afortunadamente, aún, pese a las zancadillas que sufren, existen periodistas independientes, que investigan, que buscan la “verdad”, aún a pesar de que vaya en contra de los intereses del establishment o de su propio país, que no teme las consecuencias que pueda sufrir en forma de represalia, censura etc, pero siempre, como podemos ver, al ser un gran Mass Media, la edulcoran para no molestar “demasiado”.

Pues bien, el pasado 14 de agosto el prestigioso periódico Wall Street Journal destapó lo que ocurrió con el sabotaje. Y es posible que si usted ha oído el caso se haya quedado con el soniquete, perpetúo que la culpa la tuvieron los “rusos”. Pues no, no fue así, todo lo contrario, en palabras textuales del WSJ, “Se trata de uno de los actos de sabotaje más audaces de la historia moderna.

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La operación agravó la crisis energética en Europa: un ataque a una infraestructura crítica que podría considerarse un acto de guerra, según el derecho internacional. Se barajaron teorías sobre quién era el responsable: ¿fue la CIA? ¿Putin mismo pudo haber puesto en marcha el plan? Ahora, por primera vez, se pueden contar los detalles de la verdadera historia.

La operación ucraniana costó alrededor de 300.000 dólares, según personas que participaron en ella. Se utilizó un pequeño yate alquilado con una tripulación de seis miembros, incluidos buzos civiles entrenados. Una de ellas era una mujer, cuya presencia ayudó a crear la ilusión de que se trataba de un grupo de amigos en un crucero de placer”.

Sí, operación ucraniana, porque fueron los propios ucranianos los que impulsaron la voladura del Nord Stream, porque en la guerra todo vale, aunque sea para perjudicar a tus aliados, “porque nuestro objetivo legítimo en la guerra de defensa de Ucrania contra Rusia” dicen fuentes ucranianas.

El caso es que la voladura del Nord Stream, que usted y yo pagamos con creces en la factura del gas porque nos cuesta más caro, no crea que no le afecta, fue perpetrada casi, por un accidente, en una operación relámpago, les voy a ahorrar más detalles porque sería muy farragoso, evidentemente, pero fue producto de un puñado de altos oficiales militares y empresarios ucranianos que se habían reunido para brindar por el notable éxito de su país al detener la invasión rusa.

Animado por el alcohol y el fervor patriótico, alguien sugirió un siguiente paso radical: destruir el Nord Stream. Estar ebrios, como siempre ocurre, anima a hacer cosas inimaginables…. Que después se convierten en realidad. 

El caso es que, como es obvio, la financiación de este acto de extrema gravedad, tenía que ser “privado” financieramente, aunque con la ayuda de los militares ucranianos, obviamente, de una operación de la que Zelenski no tenía conocimiento.

Y, según fuentes oficiales consultadas por el periódico, el presidente de Ucrania, “desautorizó” la operación (SIC) ¿Desautorizó la operación, el máximo órgano militar, a unos altos mandos que necesitaban de apoyo logístico? ¿Alguien con cierto sentido común se lo puede creer? Cuando escuchen fuentes oficiales consultadas, desconfíen, por mucho que lo diga el Wall Street Journal, lo que demuestra que, dentro de una verdad que cuenta, siempre se esconden “intereses”.

Siguiente prueba, la CIA, los servicios de inteligencia de EEUU, gracias al “descubrimiento” e “información” de los servicios de inteligencia de Holanda (SIC)  advirtió a la oficina de Zelenski que detuviera la operación, dijeron funcionarios estadounidenses (SIC). El presidente ucraniano, como narrábamos, ordenó entonces a Zaluzhniy que la detuviera, según oficiales y funcionarios ucranianos familiarizados con la conversación, así como funcionarios de inteligencia occidentales.

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Pero el general ignoró la orden (¿Ignorar la orden de su país y del país que les financia la guerra? ¿Actuar por su cuenta sin la logística de su ejército? ¿Poner en riesgo las ayudas de la OTAN? ¿Alguien se lo puede creer?) dijeron estas personas. ¿Me quieren decir que esas “fuentes oficiales” dicen la verdad? No, rotundamente, no, cuando consultas a “fuentes oficiales” y lo plasmas en un papel estás dando una justificación porque no te van a contar la verdad.

Es su obligación. Ni usted ni yo van a saberla a través de ellos. Dentro de una verdad, como la exclusiva de Wall Street Journal, se esconden bombas que hay que sortear. 

La consecuencia, después de tantos arabescos, órdenes “no aceptadas”, desvaríos varios por culpa del Vodka y “advertencias” (SIC) sin cumplir de la nación que te proporciona las armas para seguir combatiendo, no lo olviden, fueron la voladura del Nord Stream 1 y Nord Stream 2 y el posterior recrudecimiento de la guerra entre la OTAN/Ucrania y Rusia. ¿La respuesta del gran perjudicado? ¿Alemania? ¿El país más poderoso de Europa, una Europa menos relevante en el panorama internacional?

“Un ataque de esta escala es razón suficiente para activar la cláusula de defensa colectiva de la OTAN, pero nuestra infraestructura crítica fue destruida por un país al que apoyamos con envíos masivos de armas y miles de millones de dólares en efectivo”, dijo un alto funcionario alemán familiarizado con la investigación.

Una declaración que, a día de hoy, son fuegos artificiales tras haber pasado suficientes días para tomar medidas. ¿Creen que la van a tomar? Como diría el siniestro personaje, a la sazón premio Nobel de la Paz (SIC), Henry Kissinger, secretario de Estado durante los mandatos de Richard Nixon y Gerald Ford, responsable de la política exterior durante una década de EE. UU., “no se trata de lo que es verdad lo que cuenta, sino de lo que se percibe como verdadero”.

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