Aumentan tensiones en la "guerra de los chips" entre Estados Unidos y China

La pugna comercial y tecnológica entre China y Estados Unidos intensificó el año pasado, lo que reavivó las tensiones por la creación de semiconductores

Internacionales Lucía Bermúdez

Desde hace décadas Estados Unidos y China se han mantenido en una disputa constante por el liderazgo tecnológico. En los últimos años su rivalidad ha escalado de forma significativa alrededor de la fabricación y optimización de chips

Estos semiconductores son componentes esenciales para la elaboración de una amplia gama de aparatos, desde armamento sofisticado hasta los electrodomésticos más comunes.

La primera señal de esta batalla fue en 2022, con la imposición de una serie de restricciones a la venta de semiconductores producidos por empresas chinas. Las políticas estadounidenses del año pasado siguieron la misma pauta, con miras a preservar su posición tecnológica. Ahora, estas medidas buscan obstaculizar el progreso chino en el desarrollo de microchips.

La guerra de los chips tomó un giro crucial a principios de 2024, cuando se materializó la prohibición de vender microprocesadores a China. Esto supone que empresas como Nvidia y AMD no pueden comercializar sus productos en dicho territorio. En paralelo, se oficializaron las nuevas directrices para realizar la exportación global de microchips de alto nivel. 

Por esta razón, la distribución de máquinas de litografía por parte de la empresa holandesa ASML a China fue cancelada indefinidamente. En su lugar, decidieron comercializar su modelo Twinscan EXE:5000 en Estados Unidos, que será utilizado en la fabricación de chips de la mano de Intel.

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Este equipamiento con diseño Next-Gen posee una capacidad de producción excepcional que representa mayor eficiencia al elaborar chips electrónicos en suelo americano.

Las autoridades estadounidenses han reiterado la necesidad de impedir que China obtenga chips avanzados que fortalezcan su capacidad armamentística.

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No obstante, las medidas han generado controversia entre los expertos, quienes han advertido que, ante los bloqueos el gigante asiático podría impulsar su producción tecnológica interna para autoabastecerse.

¿Por qué continúa la guerra de chips?

El principal factor que prolonga el conflicto entre Estados Unidos y China es el liderazgo tecnológico. En la era digital, los chips son un componente fundamental para el desarrollo en múltiples áreas. Por esta razón, ambos gobiernos consideran que su producción es vital para la seguridad nacional y el equilibrio de su economía.

Aunque las empresas chinas aún no han alcanzado a sus competidores en la producción de chips avanzados, han demostrado un progreso significativo en poco tiempo. Además, poseen una posición hegemónica en la fabricación de chips maduros, con una cuota del 26% en el mercado global. Esa creciente expansión ha generado conflictos en el Departamento de Comercio de Estados Unidos.

En este contexto, el gobierno estadounidense y sus aliados han puesto en marcha medidas de contención, alegando que intentan limitar una posible supremacía. Dichas medidas limitan el acceso de China a los recursos y equipos para el desarrollo de microchips y también contemplan imponer políticas arancelarias a la importación de semiconductores.

A pesar del amplio apoyo al veto de tecnología de semiconducción a China, se pronostica un declive en su respaldo, ya que empresas como ASML y Nvidia reportaron bajas considerables en sus ingresos.

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