Aumento de TDAH en la población y cómo identificarlo

No existe ninguna prueba médica, física o genética para detectar el TDAH. El diagnóstico lo realizan psiquiatras y neurólogos en colaboración con psicólogos a partir de entrevistas

Salud y Bienestar Keivin Castillo

El TDAH es un trastorno mental que suele provocar dificultades de concentración y atención. Se cree que las personas con TDAH tienen niveles reducidos de dopamina, la hormona responsable del placer. Por ello, la persona hace cosas que provocan su aumento: por ejemplo, cambiar a una actividad nueva y más interesante o comer en exceso.

Aún no se ha identificado la razón específica por la que los niños desarrollan el trastorno por déficit de atención. Sin embargo, los científicos han notado que las estructuras de algunas partes del cerebro en niños con TDAH no funcionan como deberían: el lóbulo frontal, la corteza parietal prefrontal y posterior, que son responsables de las funciones ejecutivas como control de las emociones, comportamiento, reacciones socialmente inaceptables, así como atención activa, planificación de actividades, movimientos y habla.

Un niño con TDAH no puede controlar completamente su comportamiento debido a la forma en que funciona su cerebro. Hay dos grupos principales de razones que provocan cambios en la función cerebral: genéticas y biológicas. La predisposición genética  es una de las causas más comunes del TDAH. 

La heredabilidad de la patología de parientes cercanos y lejanos es aproximadamente de 76%. Como regla general, a los niños se les transmiten mutaciones en los genes responsables del intercambio de dopamina y norepinefrina. Estos son neurotransmisores, sustancias responsables de transmitir señales entre las células cerebrales (neuronas). 

Debido al metabolismo inadecuado de los neurotransmisores, la función cerebral se altera y aparecen signos característicos del TDAH. Las neuronas se "comunican" entre sí mediante neurotransmisores e impulsos eléctricos. Cualquier distorsión de tales señales afecta el funcionamiento del cerebro. 

Las causas biológicas son factores que podrían afectar el desarrollo del cerebro del niño. Se trata del consumo de alcohol y sustancias psicotrópicas por parte de la madre durante el embarazo, así como de algunas patologías. Por ejemplo, prematuridad, bajo peso al nacer, lesión cerebral o privación previa de oxígeno (hipoxia). Es más probable que otras razones que pueden desencadenar una exacerbación de los síntomas del TDAH sean factores de riesgo. 

Como se describió anteriormente, el TDAH se desarrolla debido a una función cerebral anormal; esta es la causa fundamental de la enfermedad. Sin embargo, debido a la influencia de factores ambientales adversos, los síntomas del TDAH pueden aumentar.

*Lee también: Trastorno Emocional Afectivo: conoce qué es y cómo afecta durante el invierno

Factores que contribuyen al empeoramiento del TDAH:

  • Social: conflictos intrafamiliares, estar rodeado de personas con comportamiento agresivo, peleas severas entre padres, alcoholismo en la familia, castigos corporales. Estos factores desdibujan la línea entre el comportamiento “bueno” y el “malo”. Entonces, si un niño ve que sus padres pelean entre ellos o usan violencia contra él (golpeándolo, inmovilizándolo físicamente), considera normal este método de relación y puede aplicarlo a sus compañeros sin intentar reprimirse.
  • Psicológico: los regaños, las condenas y las críticas de los adultos no enseñan al niño a afrontar sus impulsos. Por el contrario, se vuelve más cerrado: se desarrolla una baja autoestima, desaparece la motivación para corregir el comportamiento o discutir problemas relacionados con el autocontrol con los adultos. En algunos casos, el niño puede experimentar una mayor irritabilidad y un comportamiento agresivo.
  • Alimentos: la falta de sustancias necesarias para el funcionamiento del cerebro puede contribuir al desarrollo de los síntomas del TDAH. Se trata de diversas vitaminas, macro y microelementos (especialmente magnesio), así como ácidos grasos poliinsaturados omega-3.


El síndrome puede reconocerse por manifestaciones como:

  • Desorganización, incapacidad para gestionar el propio tiempo, problemas con la planificación y la agenda diaria.
  • Olvidos, por ejemplo, la persona puede perder cosas con frecuencia.
  • Dificultades para iniciar y completar proyectos y tareas.
  • Dificultad para regular las emociones: la persona suele estar desequilibrada, tiene escándalos, cambia de trabajo, renuncia y gasta dinero impulsivamente. 

TDAH Foto: SHVETS 

Como el TDAH afecta al sueño

Aumenta la probabilidad de ronquidos, apnea y el síndrome de las piernas inquietas y también puede alterar los ritmos circadianos. Esto significa que el sueño pierde sincronización con el cambio natural del día y la noche. Esto puede dificultar conciliar el sueño y despertarse a las horas normales.

Los síntomas generalmente varían de un individuo a otro. Hay tres subtipos de TDAH: el primero se asocia principalmente a problemas de atención, el segundo a hiperactividad e impulsividad, y el tercero combina ambos.

  1. Predominantemente distraído: se diagnostica con mayor frecuencia en la adolescencia y representa hasta 30% de todos los casos. Es difícil para un niño concentrarse en las tareas, completarlas y realizar acciones rutinarias. Rápidamente pierde la concentración y se distrae con cosas extrañas que le resultan más interesantes (a veces son pensamientos o recuerdos).
  2. Predominantemente hiperactivo e impulsivo: representa aproximadamente 15% de todos los casos. Como regla general, se diagnostica en niños en edad preescolar o estudiantes de primaria. Se expresa en la inusual valentía del niño, que puede provocar lesiones y, a veces, un comportamiento agresivo.
  3. El mixto es el tipo más común de TDAH y representa alrededor de 50 a 75% de los casos. Este tipo de trastorno combina signos de hiperactividad, impulsividad y falta de atención. Las dos primeras manifestaciones se vuelven menos notorias con la edad y la incapacidad para concentrarse en las tareas suele permanecer sin cambios.

El síndrome se da en 10% de los niños, pero puede desaparecer por sí solo con la edad. Entre los adultos, alrededor de 2,5-3,5% de las personas con TDAH y entre los mayores de 50 años, solo 1,5%. Dicho esto, el número de diagnósticos de TDAH entre adultos está creciendo cuatro veces más rápido que entre los niños en los últimos tiempos. 

Esto se debe principalmente a la mejora del diagnóstico y a la adaptación de los criterios a los distintos grupos de edad. Sin embargo, las investigaciones muestran que esto no es suficiente, actualmente menos de 20% de los adultos con TDAH están diagnosticados y reciben la ayuda necesaria.

La situación se complica por el hecho de que otros trastornos mentales pueden tener manifestaciones similares o concurrir con el TDAH, enmascarando sus síntomas. Así, según diversas estimaciones, entre 4,5% y 35% de las personas con TDAH padecen un trastorno bipolar, entre 20% y 50% un trastorno depresivo y alrededor del 50% algún tipo de trastorno de ansiedad. Más de 50% puede tener también un trastorno de la personalidad.

No existe ninguna prueba médica, física o genética para detectar el TDAH. El diagnóstico lo realizan psiquiatras y neurólogos en colaboración con psicólogos a partir de entrevistas, pruebas especiales estructuradas y un análisis detallado del comportamiento de la persona.

Las observaciones breves y puntuales o las conversaciones superficiales no bastan: no dan una imagen exacta y no se puede sacar ninguna conclusión de ellas. No solo se tienen en cuenta el número, la duración y la gravedad de los síntomas, sino también su repercusión negativa en la vida de la persona, su vida cotidiana, su trabajo y sus relaciones. Si no hay ninguno, se considera que la persona está sana.

El aumento en la popularidad y frecuencia del diagnóstico por trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) puede deberse principalmente a tres factores primordiales: el autodiagnóstico debido al exceso de información encontrada en línea, los estímulos tecnológicos que influyen en el aumento del desarrollo de esta condición, por ejemplo, el uso prolongado de redes sociales, juegos en línea o aplicaciones de streaming, los diagnósticos erróneos, los niños suelen tener niveles de actividad física alta y sería, perfectamente, normal hasta los cuatro años. 

Incluso, habría otros factores que podrían afectar el nivel de energía como la separación de sus padres o constantes problemas en el hogar. De cualquier forma, determinar si un niño tiene más actividad de lo normal dependerá de la tolerancia del supervisor, por eso es importante la evaluación de un especialista.

Hay muchas páginas en Internet dedicadas al TDAH y ofrecen distintos tipos de cuestionarios y listas de síntomas, no todos tienen base científica, así que solo puedes sospechar que padeces el trastorno basándote en ellos. Esto puede ser un motivo para ponerse en contacto con especialistas, y solo ellos pueden confirmar o negar el diagnóstico.

Te puede interesar
Lo más visto

Suscríbete al newsletter para recibir periódicamente las novedades en tu email