Los grandes bebedores mueren 13 años antes que los que nunca han bebido, según un estudio

La Organización Mundial de la Salud atribuye al alcohol la aparición de más de 200 enfermedades, y unos 400 millones de personas padecían trastornos por su consumo alrededor del mundo, de los que 209 millones son dependientes

Salud y Bienestar Sala de redacción
Personas bebiendo alcohol
Personas bebiendo alcohol

Un equipo de la Universidad de Sao Paulo (Brasil) ha descubierto que superar las ocho o más bebidas alcohólicas a la semana eleva el riesgo de sufrir daños cerebrales e incrementa el riesgo de muerte prematura.

La ingesta de alcohol repercute en la salud del individuo ocasionando un daño concreto que se conoce como arterosclerosis hialina que se traduce en una lesión asociada a problemas de memoria y pensamiento, han indicado los investigadores, cuyos resultados se publican en la revista científica 'Neurology'.

Por si mismo, el estudio no prueba que el consumo excesivo de alcohol provoque las lesiones cerebrales, pero sí revela que existe una clara asociación.

De hecho, la enfermedad estrecha los pequeños vasos sanguíneos que riegan el cerebro, que se vuelven gruesos y rígidos, lo que complica el paso de la sangre. Con el paso del tiempo, las zonas con más estrechamientos tendrán más daños.

El autor del trabajo, en la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (Brasil), Alberto Fernando Oliveira Justo, en una nota señala que «la investigación demuestra que el consumo excesivo de alcohol es perjudicial para el cerebro, lo que puede provocar problemas de memoria y pensamiento».

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) atribuye a este compuesto la aparición de más de 200 enfermedades. En el mundo unos 400 millones de personas padecían trastornos por su consumo, de ellos, 209 millones son dependientes.

«El consumo excesivo de alcohol es uno de los principales problemas de salud a nivel global y se relaciona con el aumento de los problemas de salud y la mortalidad», afirma Oliveira Justo.

En España el consumo habitual es elevado, el segundo en la Unión Europea como recoge la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos).

Según la Encuesta Europea de Salud en España 2020, un 74,6% de hombres de 15 y más años ha consumido alcohol en los últimos 12 meses. En mujeres el porcentaje alcanza el 56,8%.

Según grupos de edad, el consumo más elevado corresponde al grupo de 25 a 34 años (80,6% en los hombres y 64,7% en las mujeres).

De acuerdo con dicha encuesta, los hombres beben alcohol con más frecuencia que las mujeres. «Estudiamos cómo afecta el alcohol al cerebro a medida que la gente envejece», apunta Oliveira Justo.

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En la investigación participaron 1.781 personas con una edad media de 75 años en el momento de la muerte. A todos se les practicaron autopsias cerebrales.

De esta forma, examinaron el tejido cerebral en busca de signos de lesión cerebral, como ovillos tau y arteriolosclerosis hialina. También midieron el peso del cerebro y la altura de cada participante.

Fueron los familiares quienes respondieron a preguntas sobre el consumo de alcohol de los participantes. Los individuos que tomaron parte en el estudio fueron divididos en cuatro grupos: 965 personas que no bebían nunca, 319 moderados que tomaban siete o menos copas a la semana, 129 empedernidos que tomaban ocho o más copas a la semana y 368 exconsumidores.

Los investigadores definieron una bebida como 14 gramos de alcohol, lo que equivale a unos 350 mililitros (ml) de cerveza, 150 ml de vino o 45 ml de licores destilados.

Tras ajustar los factores que afectarían a la salud cerebral, como la edad en el momento de la muerte, el tabaquismo y la actividad física, los investigadores comprobaron que los bebedores empedernidos tenían un 133% más de probabilidades de sufrir lesiones cerebrales vasculares en comparación con los que nunca bebían.

Por otra parte, los exconsumidores tenían un 89% más de riesgo frente a los abstemios y los moderados, un 60% más de posibilidades que quienes no probaban una gota de alcohol.

Otra de las conclusiones que hallaron fue la vinculación del consumo abundante de alcohol con marcadores de neurodegeneración. Los bebedores empedernidos y exconsumidores tenían más probabilidades de desarrollar ovillos de tau, un biomarcador asociado a la enfermedad de Alzheimer, con un 41% y un 31% más de probabilidades, respectivamente.

Con información de El Mundo 

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