El inglés come

Curioso que siempre hemos considerado que la cocina anglosajona no estaba a la altura de la mediterránea y nos esté obsequiando con tantos nuevos términos

Libertad de Cátedra Rockefelez
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El inglés come. Me refiero al idioma. La lengua. Recuerdo una viñeta del maestro Forges en la que se veía un comensal leyendo la carta de un restaurante y preguntando al serio camarero, de pie a su lado con lápiz y papel —¿Qué es el “puturru di  fua o fines herbes di puason di mer”?— —“Bocata japuta”— respondía el otro. Aclaró que la japuta es un pescado para aquellos no duchos en las cosas de la mar.

Eran tiempos en los que en la cocina y la gastronomía el idioma imperante era el francés. Todo cambia y como la lengua del imperio yanqui impregna la nuestra, ahí tenemos palabros como crunchy” “cupcake y ahora, recién salida del horno, “swicy”, que refiere aquellos sabores dulces y picantes a la vez.

Curioso que siempre hemos considerado que la cocina anglosajona no estaba a la altura de la mediterránea y nos esté obsequiando con tantos nuevos términos. Recordemos que la gran aportación de los británicos al mundo gastronómico es el  “fish and chips” y la de los USA las cadenas de comida basura.

Lo de cupcake tiene delito. Si Proust levantara la cabeza, cambiaría su magdalena por croisant. Y a lo mejor por el churro nacional antes que por ese anglicismo importado.

Rockefelez Malos tiempos para el Cohiba

Pero en este mundo de ahora, el inglés avanza imparable. Recorro las calles de Barcelona y veo rótulos como “ Peluquería by Conchi” al lado de otro que dice “ Smart dental design by…..” y así cada dos por tres.

El mundo moderno exige que seamos modernos y el que se apunta a la modernidad debe hablar inglés o hacer ver que lo habla. Que se lo pregunten a la peluquera Conchi. 

Claro que los hay que pasan de lo último y con tal de vender son capaces de rotular "tapas chinas” y el definitivo e inefable           “colchones con inteligencia emocional”. Lo juro que no miento pues los he visto con mis propios ojos.

Y hoy me voy a despedir, no con una agur sino con un bye bye.

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