Primero sentir, después pensar

Necesitamos descansar de tanta exigencia, de tanta toma de decisión correcta y preservarnos de tanta “cabeza” que nos enreda a alta velocidad, sin poder detener los pensamientos contradictorios que nos asaltan

Libertad de Cátedra Lina de Giglio
Lina de Giglio
Lina de Giglio

En un mundo en el que se exacerban las sensaciones como búsqueda del bienestar, como un refugio para tanta confusión circundante que nos amenaza por compleja y volátil, puede resultar agobiante tener que pensarlo todo,  todo el tiempo.

Necesitamos descansar de tanta exigencia, de tanta toma de decisión correcta y preservarnos de tanta “cabeza” que nos enreda a alta velocidad, sin poder detener los pensamientos contradictorios que nos asaltan.

¿Qué mejor, entonces, que dejarla de lado y dedicarnos a sentir? Sentir como quien se sube a una montaña rusa en un parque de diversiones: adrenalina, peligro, emociones a tope, aunque sepamos que sólo se trata de un juego,
de una simulación.

¿Acaso es criticable? Pues, no. Bien merecido juego por compensar tanta obligación. Y si además, encontramos a alguien con quien jugar, resulta una opción perfecta. Pero ¿Qué pasa cuando el juego termina? ¿Vamos corriendo a otra simulación para volver a sentir? ¿Qué beneficios reales nos aporta este sentir? Discriminemos las acepciones del “sentir”. Si el sentir es sólo sensorial, es efímero y es por eso que necesitamos “otra vuelta” en algún juego. 

Lina De GiglioMirarse a los ojos

Ahora, si el sentir es una herramienta para saber qué nos pasa mientras sentimos, si se transforma en un medio de autoconocimiento, debo decir que es la puerta perfecta.

Luego estará la tarea de analizar en qué punto me ha modificado / mejorado / alterado ese sentir, pues es de esperar que podamos capitalizar la experiencia y que no se transforme en un fin en sí mismo.

Sentir puede ser como darse un atracón de chocolate. No puedes parar. No quieres. Pero mientras te pones el próximo trozo en la boca sería ideal de que estuvieras consciente de las consecuencias. ¡Esto demanda voluntad y esfuerzo! Es por eso que no siempre estamos listos para dejar de jugar.

De hecho, no deberíamos hacerlo hasta poder dar el próximo paso: no evadirnos a través de las sensaciones, disfrutarlas conscientemente, sabiendo que apenas es la punta del iceberg de nuestros verdaderos anhelos.

icono-redes-sociales-vector-instagram-7-junio-2021-bangkok-tailandia_53876-136728 (1)

imagen-vectorial-icono-linkedin-es-red-social_1036746-402

Te puede interesar
Rockefelez

El inglés come

Rockefelez
Libertad de Cátedra

Curioso que siempre hemos considerado que la cocina anglosajona no estaba a la altura de la mediterránea y nos esté obsequiando con tantos nuevos términos

Rockefelez

El Obispo agasajado

Rockefelez
Libertad de Cátedra

Luis, me dijo, ¿te he contado la historia del Obispo de Córdoba?. No, le respondí, aunque ya me la hubiera contado muchas veces era divertida y divertido como lo contaba.

Lina De Giglio

Mirarse a los ojos

Lina De Giglio
Libertad de Cátedra

Yo creo que es miedo. Miedo a no ser reconocido / correspondido por el otro en este mundo en el que el “like” cuenta más que un contacto genuino.

Lo más visto

Suscríbete al newsletter para recibir periódicamente las novedades en tu email